Si estás cerca (arriba o abajo) de los 60, tómate unos 10 minutos y léelo. ¡Es totalmente cierto! Es hora de usar el dinero que has ahorrado durante toda tu vida. Úsalo para ti, no lo guardes para que lo disfruten quienes no conocen el sacrificio de haberlo conseguido, generalmente personas que ni siquiera son de la familia: yernos y nueras.
Recuerda que no hay nada más peligroso que un yerno con ideas. Cuidado: no es época de inversiones, por maravillosas que parezcan. Estas solo te traerán angustias, y esta época es para tener mucha paz y tranquilidad. Deja de preocuparte por la situación financiera de hijos y nietos. No te sientas culpable de gastar tu dinero en ti mismo.
Probablemente, ya les ofreciste lo posible en la infancia y juventud, como una buena educación. Ahora, la responsabilidad es de ellos. Ya no es época de sostener a nadie de tu familia. Sé un poco egoísta, pero no usurero. Lleva una vida saludable, sin grandes esfuerzos físicos. Haz gimnasia moderada y aliméntate bien.
Compra siempre lo mejor y más fino, al fin y al cabo es para ti. Recuerda que en esta época, un objetivo clave es gastarte el dinero en ti, en tus gustos y caprichos. Después de muerto, el dinero solo genera odios y rencores. Nada de angustiarse por poca cosa. En la vida, todo pasa: los buenos momentos deben ser recordados, los malos deben ser rápidamente olvidados. Independientemente de la edad, mantén vivo el amor siempre.
Mantente limpio en todo momento. Toma un baño diario. Sé vanidoso, frecuente al peluquero, arréglate las uñas, ve al dermatólogo y al dentista. Usa perfumes y cremas con moderación. Ya que ahora no eres guapísimo, al menos estás bien cuidado. No seas muy moderno. Intenta ser clásico. Es triste ver gente mayor con peinados y atuendos hechos para jovencitos.
Lee libros y periódicos. Escucha la radio. Ve buenos programas en la TV. Ingresa a internet. Envía y responde e-mails. Llama a los amigos. Mantente siempre actualizado. Respeta la opinión de los jóvenes, aunque a veces puedan estar equivocados. Jamás uses la expresión “en mis tiempos”, pues tu tiempo es hoy.
No caigas en la tentación de vivir con los hijos o nietos, aunque de vez en cuando vayas unos días como invitado. Consigue más bien un ama de llaves que te acompañe y colabore con las tareas del hogar. Solo toma esta decisión cuando no des más o el fin esté bien próximo. Puede ser muy divertido convivir con gente de tu generación. Lo más importante, no darás trabajo a nadie.
Cultiva un “hobby” como viajar, caminar, cocinar, leer, danzar, criar un gato o un cachorro, cuidar de plantas, jugar cartas, golf, ingresar a Internet, pintar, ser voluntario o coleccionar algo. Haz lo que te gusta y lo que tus recursos te permitan. Acepta todas las invitaciones de bautizo, grado, cumpleaños, casamiento y conferencias.
Visita museos y ve al campo. Lo importante es salir de casa por un rato. No te disgustes si no te invitan, porque a veces no se puede. Seguramente, cuando eras joven, tampoco invitabas a tus padres a todo. Habla poco y escucha más. Tu vida y tu pasado solo te interesan a ti. Si alguien te pregunta sobre esos asuntos, sé breve y procura hablar de cosas buenas y agradables. Jamás te lamentes de algo.
Habla en tono bajo y con cortesía. No critiques nada. Acepta las situaciones tal como son. Todo es pasajero. Recuerda que pronto volverás a tu casa y a tu rutina. Los dolores y las molestias estarán siempre presentes. No las vuelvas más problemáticas de lo que son, hablando sobre ellas. Trata de minimizarlas.
Al final, te afectan solo a ti y son problemas tuyos y de tus médicos. No permanezcas tan apegado a la religión ahora de viejo, rezando e implorando todo el tiempo como un fanático. Lo bueno es que, en breve, podrás hacer tus pedidos personalmente. Ríe, ríe mucho, ríe de todo. Eres afortunado. Has tenido una vida, una larga vida.
La muerte será solo una nueva etapa incierta, así como fue incierta toda tu vida. Si alguien te dice que ahora no haces nada de importancia, no te preocupes. Lo más importante ya fue hecho: tú y tu historia, buena o mala, ya sucedió.
Recuerda lo que dice Mario Benedetti: “No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento. Aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento”.